CIUDAD ENCANTADA

(Cuenca - España)

“Encuentro de Meditación y Contacto”

23, 24 y 25 de marzo de 2018

CÓMO AGRADECER LA OPORTUNIDAD QUE NOS BRINDA LA VIDA DE EXPERIMENTAR EL AMOR Y LA PAZ A TRAVÉS DEL CORAZÓN, DE JUNTOS, CREAR UNA NUEVA REALIDAD EN COMPAÑÍA DE PERSONAS COMPROMETIDAS CON UN NUEVO PARADIGMA SOCIAL Y HUMANO.
PODER UNA VEZ MÁS, COMPARTIR ESTOS ENCUENTROS CON SERES MARAVILLOSOS...

Resultados del Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en Ciudad Encantada (Cuenca - España) - Marzo 2018

Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en Ciudad Encantada (Cuenca - España) - 23, 24 y 25 de marzo de 2018 Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en Ciudad Encantada (Cuenca - España) - 23, 24 y 25 de marzo de 2018 Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en Ciudad Encantada (Cuenca - España) - 23, 24 y 25 de marzo de 2018 Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en Ciudad Encantada (Cuenca - España) - 23, 24 y 25 de marzo de 2018

El viernes 23 de marzo llegábamos a Ciudad Encantada, sita en el “Parque Natural de la Serranía de Cuenca” (España), antiguo y mágico enclave energético, a conectarnos con nuestro mundo interior y con las estrellas.
Hacía dos años, los seres de las estrellas con los que mantenemos contacto, nos indicaron este enclave como punto de trabajo para unirlo energéticamente a Monte Perdido. Como ya sabéis, hace tiempo que hemos venido realizando estos trabajos energéticos para que desde Monte Perdido, los Maestros Intraterrenos de la Hermandad Blanca utilicen la energía de estos diferentes lugares enlazados a Monte Perdido para irradiar Luz, Paz y Amor sobre la humanidad, principalmente sobre Europa y África, y de este modo, generar el cambio de consciencia tan necesario en estos momentos de nuestra historia humana.
Los pronósticos para el fin de semana indicaban que iba a llover, e incluso a nevar. Aún así, un nutrido grupo de personas nos reunimos en Ciudad Encantada para llevar a cabo este trabajo y compromiso para con el plan.
Antes de reunirnos la totalidad del grupo, dado que habíamos llegado pronto a la reunión, salimos a pasear por los alrededores del hostal. Sin querer dirigirnos a ningún lugar en concreto, nos topamos con una formación rocosa bastante cerca. Al llegar ahí, sentimos que aquel era un buen sitio para trabajar. Había una intensa energía que nos invitaba a sentir nuestra primera conexión con Ciudad Encantada.
Pasamos el viernes recogidos en un salón del mismo hostal donde nos habíamos alojado. Allí estuvimos preparándonos para conectar con nuestro interior y de ese modo, facilitar el posterior contacto con los hermanos de las estrellas, así como para realizar los trabajos posteriores de anclaje energético con Monte Perdido y la activación de los códigos energéticos de Ciudad Encantada y nuestros códigos personales.
Mientras tanto, en el exterior comenzaba a nevar y un manto blanco cubría todo el lugar, preparándonos un hermoso escenario para el encuentro.
Tras una primera toma de contacto y meditaciones, nos dispusimos a cenar y posteriormente a descansar. El fin de semana nos aportaría alguna sorpresa.
El sábado amanecía nevando. Tras el desayuno proseguimos con los trabajos de armonización y meditación en la sala del hostal. Al mediodía el tiempo nos daba una pausa y decidimos que ya era hora de salir al exterior a tomar contacto con aquella formación rocosa. Y fue ahí donde hicimos nuestra primera mantralización. Si el lugar ya tenía por si sólo una buena energía para trabajar, ya os podéis imaginar que fue mantralizar allí mismo.
La sala del hostal no nos ofrecía la tranquilidad necesaria para realizar mantralizaciones en ella, aunque sí para hacer las meditaciones. La sala era un comedor continuo al comedor principal y la cocina del restaurante, por lo que había continuamente personal pasando cerca de allí y, para no interferir en sus trabajos, ya que nos habían facilitado estar discretamente solos en la sala, lo mejor era no abusar.
Como contaba, salimos al exterior. Dispuestos en círculo junto a la formación rocosa en cuestión, comenzamos a mantralizar. Poco a poco fuimos armonizándonos con el sonido del mamtra. Fue entonces que comenzó de nuevo a nevar, pero... ya no caían copos de nieve como hasta entonces. Me dí cuenta que la nieve que estaba cayendo sobre nosotros formaba figuras hexagonales. La nieve estaba cristalizada y esto no es algo habitual.
Los cristales de nieve siempre crecen formando figuras hexagonales. Las formas son infinitas, cada cristal es único, pero la simetría de todos ellos es la misma, ésta se debe a la manera de cómo se enlazan los átomos de oxígeno e hidrógeno para formar moléculas de agua y cómo se ordenan estas moléculas unas con otras en el hielo sólido y en los cristales de nieve.
Ver la nieve en forma de copos es lo habitual pero cristalizada... Al terminar la mantralización les indiqué a todo el grupo, que sin moverse bruscamente, abrieran los ojos y miraran sus ropas. Ahí estaban los cristales. Ahí estaba esta “bendición energética”.
Ya se hacía la hora de comer y descansar así que nos retiramos de nuevo al hostal. A la tarde seguimos con los trabajos en el interior del hostal, mientras la nieve volvía a cubrir los alrededores. Después de un descanso a media tarde tomábamos la decisión de volver a salir al exterior. Había dejado de nevar de nuevo y había que comenzar a preparar el lugar para la salida nocturna.
Juntos salimos a andar por el campo. Ya alejándonos del hostal, llegábamos a una explanada que en nuestra anterior visita a Ciudad Encantada, habíamos tomado como punto de referencia para los trabajos de campo. Allí nos dispusimos de nuevo en círculo y pasé a explicar cual era el motivo de la siguiente experiencia de contacto.
Pedí a cada uno de los participantes que escogiera un lugar de los alrededores y, que en su soledad, hicieran una meditación sobre lo vivido hasta ese momento en Ciudad Encantada. Que se permitieran sentir el entorno, el aire, los olores, que se observaran a si mismos, sus reacciones ante aquella práctica, e incluso, que desenfocando sus miradas se permitieran “ver” otras realidades. Mientras ellos hacían esta práctica yo me quedaría atento a cada uno de ellos, allí en la explanada.
Habían transcurrido como unos diez minutos, cuando en uno de los laterales de la explanada vi descender una especie de columna de luz a tierra y, unos instantes después, la figura de alguien con una altura considerable que no se correspondía a ninguno de los presentes. Por la zona donde acababa de suceder esto veía a varios de los compañeros deambulando, meditando.
Al recoger al grupo, pregunté quienes habían estado por allí. Rosa y otros compañeros del grupo, indicaron haber estado por la zona y comentaron haber sentido una presencia. Fue entonces que tomando como referencia lo sucedido, decidí que aquel lugar sería donde a la noche realizaríamos de nuevo el trabajo de conexión con los hermanos de las estrellas.
Al llegar al hostal, Rosa me comentó que estando en su paseo llamó a Antarel y sintió que bajaba, que nos daba las gracias por el trabajo que estábamos realizando tanto en Ciudad Encantada como en otros lugares anteriores.
Ya nos retiramos a descansar un poco. Tras la cena debíamos volver de nuevo a la explanada. No todos, pues hubo quien no sintió volver otra vez por diferentes razones.
Habíamos acordado salir del hostal lo más tarde a las diez de la noche para dirigirnos a la explanada. La cena y charlas se alargaron. Y sucedió... Otra de esas “coincidencias” que tanto vivimos.
Pasaban unos minutos de las diez de la noche cuando el complejo turístico se quedó a oscuras. Sentimos que reclamaban nuestra presencia los hermanos de las estrellas. Los empleados no sabían a qué se debía el apagón, pero nosotros sí. Consiguieron volver a conectar la electricidad pero unos minutos más tarde, dado que aún no salíamos hacia la cita, volvió de nuevo a quedarse a oscuras el recinto. Era la segunda vez que nos llamaban la atención. ¡Qué vergüenza! Después del “segundo aviso” nos fuimos ya hacia la explanada.
Como en otros encuentros, formamos grupos para proceder con la experiencia. Dos grupos, esta vez de seis y siete personas, para grupo a grupo dirigirnos al lugar escogido. Mientras un grupo pasaba a la experiencia, el otro permanecería en la explanada mantralizando, apoyando la experiencia de sus compañeros.
Me dirigía con el primer grupo de seis personas al lugar marcado y, dispuestos en un círculo muy amplio y dándonos las espaldas, comenzamos también a mantralizar, de una forma libre y personal, para ir concluyendo la mantralización en el momento que cada cual así lo sintiera.
Ciudad Encantada se haya en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca como ya comenté. Es habitual ver pasear ciervos y otros animales salvajes acostumbrados a la presencia del ser humano. En el silencio de la noche cabía la posibilidad de que estos animales se toparan con nosotros.
Habían transcurrido solo unos minutos cuando sentí a mis espaldas un repique entre metálico y madera, un “tic, tic, tic, tic”. En ese momento pensé que podía tratarse de un ciervo que se acercaba por mi espalda. Miré, pero allí no había nada. Sé que estas cosas suceden, así que continué en mi estado de relajación, observando el entorno y al grupo.
Aquel sonido volvió a reproducirse, esta ver más cerca, pero seguía sin haber nada allí. De repente volvió a sonar por tercera vez pero ahora estaba a mi derecha, justo al lado de mis pies. Volví mi mirada hacia el lugar de donde provenía aquel sonido. Nada. Incluso revisé que no fuera algo de mi ropa que produjese aquel sonido. Nada.
Lo que fuera que producía aquel repique se fue desplazando más hacia mi derecha, acercándose a uno de los compañeros allí reunidos. Y así, siguió avanzando hacia el siguiente en el círculo. Curioso...
Pasó ya el tiempo que había destinado a la primera experiencia y reuní al grupo para dirigirnos de nuevo a la explanada y hacer el cambio de equipo. No comentamos nada en aquel momento para no alterar la experiencia. Más tarde hablaríamos de ello.
Con el segundo grupo recorrí el trayecto que nos separaba desde la explanada hasta el lugar escogido para la experiencia. Situé a todos de nuevo en círculo, pero esta vez al ser uno más, decidí colocarme en el medio del círculo. Pasados otras vez unos minutos, volvió de nuevo aquel sonido, “tic, tic, tic, tic”, esta vez alrededor de otro de los compañeros. Era evidente que aquel sonido lo producía “algo o alguien”, pero no conseguía visualizarlo.
Me encontraba sentado tras Rosa, a su espalda, quien había llegado en el segundo grupo, cuando me percaté de que a su derecha, el camino que seguía por la montaña parecía iluminarse sutilmente. No dije nada, no era el momento y simplemente me dediqué a seguir observando. Fue entonces, pasado un par de minutos escasos que Rosa se levantó de su silla y se dirigió hacia esa zona más iluminada. ¿Casualidad? No, pensé. Y me dediqué a seguir observando.
Transcurrieron varios minutos desde que Rosa había decidido tomar aquel camino, mientras, sentía que algunos seres se desplazaban por el interior del círculo yendo de unos a otros. No solamente podía percibirlos sino que, cuando se acercaban, la temperatura del cuerpo cambiaba, como si alguien me cogiera de la mano o acariciara el rostro. También quedaba inmerso en una especie de cúpula de energía que amortiguaba el aire a mi alrededor y el sonido.
El tiempo transcurría y llegaba el momento de terminar esta segunda experiencia, cuando Rosa regresó de su “paseo” y se sentaba de nuevo en su silla. Unos minutos después daba por terminada la experiencia. Reunía de nuevo al segundo grupo y nos encaminábamos a reunirnos con el resto de compañeros. Ya era tarde y debíamos volver al hostal antes de que nos cerraran la puerta de acceso al edificio. Un paseo caminando hacia el hostal y cada cual a su habitación a descansar.
El domingo llegaba con buen tiempo. El sol, aunque tímidamente, se asomaba por entre las nubes. Llegaba el momento de visitar el recinto de Ciudad Encantada donde deberíamos realizar todavía algunos de los trabajos por los que habíamos venido este fin de semana.
Estuvimos entre el paseo y la visita a tan bello paraje realizando diversos trabajos, entre ellos, aperturar energéticamente Ciudad Encantada, activando los códigos dormidos de este enclave, para que todo aquel que lo visite pueda conectarse a la red de luz y amor que vamos creando. Para que todo el que lo visite se lleve consigo la semilla del cambio y la transformación hacia una nueva sociedad.
También enlazamos energéticamente este importante enclave con Monte Perdido. De nuevo, la energía recorrería a través de la red de luz y uniría estos dos puntos energéticos, para que los Maestros Intraterrenos de la Gran Hermandad Blanca de Monte Perdido utilicen este lugar para potenciar e irradiar el cambio de paradigma social y humano, necesario para la formación de una nueva consciencia, capaz de dar el salto evolutivo que en estos momentos se hace preciso.
Entre trabajo y trabajo comentamos lo sucedido la noche anterior en la salida nocturna al campo. Fueron varios de los componentes del grupo quienes sintieron aquel repique, “tic, tic, tic, tic”, cerca de ellos mismos. Otros sintieron igualmente ese “calor” que eventualmente les envolvían, así como la “campana de vacio” que se formó también. Otros, del segundo grupo, percibieron como la luminosidad iba en aumento, justo por la zona donde Rosa tendría su experiencia personal.
Rosa nos contaba que antes de producirse aquel aumento de luminosidad a su derecha, por el camino de la montaña, había recibido una comunicación de los Hermanos de las Estrellas que le decían: “Estamos aquí, encima suyo. ¿Quiere subir a nuestra nave?”. Rosa dijo “sí” sin dudarlo un instante.
Sintió una energía que estiraba de ella desde la parte superior de su cabeza. Al instante se encontraba en otro lugar frente a tres seres. Uno de ellos lo identificó como Antarel. Le mostraron en imágenes lo que “ya fue de nuestro mundo” y lo que junto a miles de personas estamos creando para nuestro futuro. Tras esto, Rosa volvió a ser incorporada a su cuerpo.
Pasados unos minutos sintió en su mente: “Levántese y diríjase hacia su derecha”. Rosa dudó por unos instantes y volvieron a repetirle las mismas palabras. Tras la insistencia, Rosa se levantó de su silla y comenzó a andar hacia donde le habían pedido (justo la zona con más luminosidad que habíamos percibido). Rosa avanzó por el camino unos diez metros y allí se detuvo.
Un “ser” se manifestó energéticamente frente a ella y le dijo que extendiera su mano derecha, que le sentiría. Al instante, Rosa, sintió calor en su mano a pesar del frío que hacía. Esta presencia le indicó que extendiera también su otra mano y sintió que le entregaba dos objetos luminosos, uno en cada mano. Sintió como este ser le decía lo importante del trabajo que venimos realizando, dándonos las gracias por ello. Que incorporara a su cuerpo ambos objetos, cosa que Rosa hizo, sintiendo recorrer por su cuerpo una gran energía. Ambos se despidieron pero aún habría más.
Una vez de vuelta a su silla, Rosa volvió a recibir comunicación. Más lugares que habremos de enlazar energéticamente a Monte Perdido, en este trabajo de luz, paz y amor que venimos realizando y que en su momento compartiremos con todos vosotros.
Finalizado el recorrido por el recinto de Ciudad Encantada nos reunimos de nuevo junto a la roca donde todo comenzó. El lugar que al llegar sentimos, sería importante para realizar ciertos trabajos de campo. Allí, para terminar el encuentro, irradiamos a nuestro querido planeta y todos sus habitantes y seres, envolviéndolos en energía de amor incondicional, aportando también nuestro granito de arena a todo el trabajo realizado a lo largo del fin de semana.
Ya se hacía la hora de finalizar en Encuentro de Meditación y Contacto. Hermanados por la experiencia de compartir este maravilloso fin de semana y por la de vivir juntos estas experiencias personales con uno mismo, con la naturaleza y con los Hermanos de las Estrellas, nos reunimos por última vez a compartir una buena mesa y buena compañía. Al terminar, cada cual proseguimos nuestro propio camino de vuelta a nuestros hogares.
Como viene siendo, cada cual de los que participamos, nos llevamos aquello que en estos momentos necesitamos para proseguir nuestro camino personal. Nos encontraremos más veces en el camino, compartiendo, pues esto sólo es un paso más hacia el estado de paz interior que juntos estamos creando.
Un abrazo de corazón.

Diego Cintas y Rosa Gonzalez

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