EL TORCAL

“Encuentro de Meditación y Contacto”

18, 19 y 20 de marzo de 2016

LOS PASADOS DÍAS 18, 19 Y 20 DE MARZO DE 2016 NOS REUNÍAMOS DE NUEVO CON UN GRUPO DE PERSONAS EN EL PARQUE NATURAL DEL TORCAL DE ANTEQUERA, EN LA PROVINCIA DE MÁLAGA (ESPAÑA), EL PARQUE KÁRSTICO MÁS IMPORTANTE DE TODA EUROPA, UN ENCLAVE MÁGICO E INCOMPARABLE POR SUS FORMACIONES ROCOSAS QUE RECUERDAN FIGURAS DE ANIMALES Y HUMANAS. UN LUGAR QUE CIERTAMENTE INVITA A LA CONEXIÓN CON OTROS MUNDOS Y REALIDADES.

Resultados del Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en el Torcal (Málaga - España) - Marzo 2016

Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en el Torcal de Antequera (Málaga - España) - 18, 19 y 20 de Marzo 2016 Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en el Torcal de Antequera (Málaga - España) - 18, 19 y 20 de Marzo 2016 Encuentro de Meditación y Contacto celebrado en el Torcal de Antequera (Málaga - España) - 18, 19 y 20 de Marzo 2016

Por indicación de los seres de las estrellas, nos desplazamos de nuevo hasta este bello lugar a completar uno de los trabajos de reconexión que nos habían marcado como importantes a realizar, la unión energética consciente con Monte Perdido.
Así que reunidos, nos dispusimos primero a armonizarnos con el lugar, con nosotros mismos así como con el grupo. Era de suma importancia que la energía personal fuera elevándose y que la energía del grupo fuera formándose para realizar de la mejor forma posible los trabajos que había preparados para ese fin de semana.
Dedicamos el viernes precisamente a armonizarnos con la energía del Torcal, a activar nuestros cuerpos de luz y comenzar a crear esa energía grupal que haría falta para el resto del fin de semana.
Raro viene siendo que en los encuentros que venimos organizando no sucedan hechos “extraños”. Ese mismo viernes, mientras nos relajábamos, nos armonizábamos y conectábamos con la montaña, sentí una voz como metálica que llegaba hasta el grupo, como si alguien estuviera hablando por un altavoz. Presté atención mientras dirigía la meditación cuando caí en cuenta que aquella voz repetía mis propias palabras, como si de un eco se tratase. No le di importancia a aquel suceso y proseguí con las meditaciones y armonizaciones.
Fue al terminar que el grupo comentó este hecho. Por lo visto no había sido el único que sentí y escuché aquellas palabras que sonaban como un eco metálico. No le encontramos explicación pues el lugar donde nos encontrábamos era abierto y como consecuencia no podía producirse ese eco. Además coincidíamos en la zona de donde parecía provenir ese eco.
El viaje hasta el Torcal había sido largo para muchos y era necesario descansar bien esa noche, así que terminados los trabajos programados para el viernes, nos retiramos ya a nuestro punto de descanso, un camping a pocos kilómetros del Torcal.
La mañana del sábado se presentaba algo lluviosa por lo que decidimos quedarnos en el mismo camping donde nos hallábamos instalados. Allí nos facilitaron una amplia sala donde proseguimos con los trabajos de conexión con nuestro mundo interior. Varias meditaciones y charlas fueron llevándonos hasta el medio día, preparándonos para la tarde, momento en el que debíamos realizar dos de los tres trabajos importantes y por los que estábamos allí reunidos.
La previsión meteorológica indicaba que a partir de las 17:00 horas el cielo debía ir despejándose y poco a poco debían irse abriendo claros en la zona donde nos encontrábamos. Ciertamente a esa hora nos reunimos de nuevo para subir a la montaña del Torcal. El tiempo nos daba tregua y parecía que íbamos a disfrutar de una buena tarde, pero no siempre todo parece lo que es.
Subimos en los coches y lo primero que nos encontramos al llegar fue un camino embarrado y con charcos que debíamos recorrer hasta llegar al lugar indicado para realizar los siguientes trabajos. La lluvia de la mañana había cambiado el estado de la montaña. Confié que todo se daría como estaba previsto y comenzamos a caminar lentamente hasta el lugar del encuentro.
Fue duro para algunas de las personas del grupo hacer aquel camino embarrado pero todos lo recorrieron, y aunque cansados y algo molestos por tener que hacer así el camino, llegamos a nuestro destino.
Mientras subíamos a la montaña nos dimos cuenta que el tiempo estaba cambiando. Torcal tiene una altura considerable respecto a los alrededores y esto crea un clima muy distinto de las zonas lindantes. El cielo se hallaba cubierto de nubes pero no daba la sensación de que pudiera cambiar.
Al llegar a la zona de trabajos y tras acomodarnos en círculo comenzó a caer una ligera lluvia. Volver a los coches y cancelar la reunión por aquella lluvia era muy arriesgado, así que confié en nuestra propia capacidad de “abrir el cielo” y nos pusimos todos a mantralizar.
La lluvia cada vez era más intensa, mientras, insistía al grupo en la mantralización. Habíamos llegado a aquel lugar cansados y algo molestos. Sentí que nuestra energía había activado la caída de lluvia sobre nosotros y que podíamos entre todos revertir ese proceso, y así fue. Pasado unos minutos las nubes dieron paso a algunos claros sobre el lugar lo que nos permitió seguir con lo programado.
Había que activar códigos personales dormidos con la energía del Torcal y realizar la unión energética consciente del Torcal con Monte Perdido. Habíamos tardado mucho en subir hasta aquel lugar y el tiempo se nos echaba encima. Había que terminar antes de que se hiciera de noche, sino, volver a bajar hasta los coches podía ser un problema.
En dos grupos de doce personas nos dividimos para la activación de los códigos personales. Unos mantralizando y apoyando el trabajo, mientras el resto activaba sus códigos.
Ya casi estábamos terminando el trabajo de activación cuando de repente comenzó a granizar. No era muy intenso el granizo que caía pues era de pequeño tamaño pero fue algo de nuevo extraño lo que allí sucedió.
Volví con el segundo grupo al lugar donde el resto seguía apoyando el trabajo. Todos allí seguían mantralizando sin parar bajo aquella granizada. Todo un compromiso que desde estas líneas vuelvo a agradecer.
Recibir aquella granizada al terminar el trabajo de activación de códigos fue extraño en si mismo pues no era tiempo de tormentas de granizo. Estas más bien suelen producirse a finales de verano cuando la diferencia térmica entre el cielo y la tierra es mayor. Y esto no fue todo. Si lo normal hubiese sido resguardarse de aquella granizada, y aún estando preocupado interiormente por lo que podía suceder, el grupo se puso a disfrutar de aquella repentina circunstancia, y entre risas y júbilo me uní al grupo, a disfrutar de la que nos estaba cayendo.
Aun mientras escribo estas líneas y recuerdo lo sucedido se me sigue haciendo extraño. Recibir aquel granizo como si de una bendición se tratase. Muchos sintieron el hecho así y comentamos que podría tratarse de una limpieza energética del lugar que entre todos con nuestro trabajo habíamos provocado. Un manto blanco de hielo cubría todo el lugar.
Quedaba por hacer el trabajo de conexión con Monte Perdido y ya comenzaba a oscurecer el día. Comenté al grupo que nos íbamos a quedar a realizar ese trabajo allí, tal y como sentíamos, y que si alguien no sentía quedarse podía comenzar a descender de la montaña.
Como comenté el camino de subida ya fue duro pero ahora, tras la tormenta de granizo, se había vuelto más complicado. Así que algunas personas decidieron comenzar a bajar de la montaña, hecho que nos pareció muy sensato.
Los que allí quedamos comenzamos en enlace energético con Monte Perdido, con la siembra de pirámides de amor y posterior conexión entre ambos lugares, mientras seguía cayendo agua y granizo sobre nuestras cabezas.
Terminado el trabajo recogimos y comenzamos también a descender de la montaña. Finalmente se nos hizo de noche cuando llegábamos a los coches pero contentos por la experiencia vivida esa tarde en el Torcal.
Por la situación del camino de ascenso y descenso de la montaña tras la lluvia y la granizada tardamos algo más en realizar el recorrido. Un camino que nos debía haber llevado escasos veinte minutos nos costó una hora para subir y casi otra para bajar pero el trabajo se pudo hacer y eso es lo que al fin de cuentas importaba.
A la mañana siguiente optamos de nuevo por quedarnos en el camping. Vista la tarde anterior como estaba la montaña de embarrada lo más sensato era quedarnos en la sala que nos habían cedido, así que reunidos, entre charlas y meditaciones fuimos pasando la mañana.
Era ahí cuando recibíamos los siguientes mensajes:

“Querido hermano.
Sentimos que lo ocurrido ayer durante los trabajos realizados les cogiese por sorpresa. Cada cual recibió lo necesario para seguir su camino. Luz y amor fue proyectado y materializado en el Torcal.
Como venimos indicándole todo ya fue andado. Sabemos que está comprendiendo e integrando todo este proceso en su camino de vuelta. Todo ocurre bajo un plan y las directrices del mismo fueron establecidas en su momento en un pacto de luz, allá en las estrellas.
Caminen firmes. Que sus convicciones sean la energía que guíen sus pasos. Allá donde se encuentren estaremos siempre con ustedes.
Muchos son aquí y ahora. Algunos formaron parte de nuestro mundo, otros encontrarán su destino tras su paso por este sagrado lugar.
No desfallezcan en su caminar y recuerden que aquí y ahora caminamos juntos hacia un nuevo amanecer cósmico. Nunca antes nos sentimos más orgullosos de ser y viajar junto a ustedes.
Pronto no reencontraremos en Monte Perdido. Prepárense para un nuevo salto cuántico próximamente en sus vidas.
Siempre con ustedes, Azuel.”

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“Volverán de nuevo a las estrellas en su momento. Ahora deben centrarse en vivir esta experiencia humana. Cumplir con el rol que fue, para ser lo que ha de llegar.
Con Amor, Antarel.”

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“Amada hermana.
Desde aquí, desde Monte Perdido, les damos las gracias por el trabajo realizado.
La granizada fue una bendición para ustedes y para el lugar.
Los códigos dormidos de todos los humanos que están en este lugar se despertarán provocando así un amanecer nuevo en cada uno.
Para los próximos días 22, 23 y 24 de julio deben ir a Gredos con más humanos comprometidos. Sientan el lugar. Practiquen meditación cada día para ustedes estar activados. Desde lo más profundo de nuestro corazón les damos las gracias por hacer lo que hacen.
La humanidad sigue dormida, pensando sólo en ellos mismos, con sus intereses para el beneficio de ellos. Despierten al Sol, despierten a la unión, despierten al compromiso adquirido hace eones. Siéntanse uno con el todo, dedíquense tiempo para ustedes y reconózcanse.
Sientan que son, sientan y experimenten que les trae la vida, dónde quieren ir, qué quieren y deben hacer. Pregúntense: ¿Quién soy yo? ¿Qué propósito de vida tengo? ¿A dónde me dirijo? Sientan en sus corazones quiénes son, qué son. Son más de lo que ustedes creen que son. No están aquí, ahora mismo por estar, sino porque ustedes mismos así ya lo eligieron.
Ámense desde dentro, primero a ustedes mismos para sí poder amar a todo lo que está a su alrededor. Únanse con el corazón y sean prácticos en sus vidas.”


Al medio día realizamos el último de los trabajos que venimos haciendo en estos encuentros de meditación y contacto. Una irradiación planetaria para y por la paz, en nuestro mundo y para la humanidad.
El sentir de un nuevo encuentro desde el corazón llegaba a todos los allí reunidos. El encuentro llegaba a su final. Cada cual debía volver a su hogar y seguir con este trabajo de interiorización, organizando lo que allí habíamos vivido ese fin de semana, organizando lo sentido y experimentado, sopesando el camino que cada cual lleva en esta vida y como no, comprometidos con nuestro camino de crecimiento personal y humano que a todos nos toca vivir.
Cada cual recibió lo que necesitaba, cada cual vivió su propia experiencia, pero todos juntos unidos en una sola intención dejamos sembrada en el Torcal, la semilla de Luz, Paz y Amor que llevamos en nuestro interior.
Gracias a todos los que llegasteis a este encuentro, por vuestro compromiso y entrega. También a todos los que desde diferentes puntos de la geografía nos estuvisteis apoyando en estos trabajos. Entre todos creamos ese mundo de paz y amor que sentimos en nuestro ser.
Un abrazo de corazón.

Diego Cintas y Rosa Gonzalez

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